El tiempo apremia, envejece las almas que le pertenecen, imagina los oscuros sentimientos de aquellos que no quieren temerle, que buscan por todos lados vivir de una forma diferente, de encontrar la felicidad en las cosas más pequeñas, en lo más remoto de la existencia humana.
Mira de reojo, a aquellos que luchan en su contra, los detiene, los castiga, les dice con claridad absoluta que la realidad no es impuesta, que las cosas están por algo, pero están sin volar en pensamientos lejanos, sin perderse en los caminos sinuosos de cada verdad.
La justicia decrece, permanece oculta bajo la sombra de los árboles, bajo el canto sombrío de un amanecer sin sol. La bruma la cubre como una manta, que no permite que los corazones la vean; quiere salir, grita para que la escuchen, imagina como es escuchada, se desespera, pero no flaquea, sigue, lucha, espera.
El tiempo.. como si siguiera esperando a que algo suceda; y todo sucede, pero él espera, sólo espera.