–Bien, Kouzel. Ahora te contaré una historia.
Hullen posó ambas manos sobre la frente de la chica.
–Cierra los ojos –le pidió.
Kouzel lo hizo y espero….
Siete hechiceros se reúnen alrededor de una hoguera. Es de noche y la luna llena brillaba intensamente. Es roja, la luna de sangre. Las estrellas relucen y parpadean, lo grillos cantan, los búhos ululan. Una noche cualquiera, pensó Kouzel al ver la imagen, pero desechó la idea al contemplar la siguiente escena.
Un mago joven, con un ojo verde y el otro negro, sostiene a un cordero en sus manos. El animal se retuerce. Se calma con unas palabras cariñosas del hechicero, quien lo deposita en el suelo, al lado de la hoguera. Otro mago, el más viejo de los siete, saca un cuchillo de mango dorado. Se lo tiende al primero, quien lo toma y acaricia su filo. Corta una de sus muñecas y se unta la sangre en la frente, el cuello, el pecho y el pubis. Después vierte un poco en la cabeza del cordero, que chilla. Le hace un corte limpio en el cuello. El animal se retuerce, pero no muere. La sangre brota y el resto de los magos la recolecta. Una mujer toma al animal entre sus manos, le canta y acaricia insistentemente el cuello. El cordero guarda silencio. La chica lo suelta e inspecciona su herida. Se ha cerrado. Otro mago se aproxima al animal. Es el más viejo de todos. Un ave extraña se posa sobre su hombro. Lo acaricia con ternura, acerca su boca a la oreja del animal y le susurra palabras melifluas. El cordero se levanta y camina, lejos de los magos. El anciano sonríe.
El hechicero con ojos bicolor se ubica al centro del círculo. Va con cada mago, les tiende su muñeca herida y vierte un poco de su líquido vital en los cuencos llenos con la sangre del cordero. Al terminar, retorna al centro. Toma su cuenco del suelo y vierte su sangre.
–El poder renace.
–El poder renace –repiten los demás.
–El amor revive.
–El amor revive –dicen de nuevo.
–La magia alimenta y nutre nuestra vida.
–La magia es eterna –responden.
–Con esta vida, renacemos a ella. Nuestro poder crece, nuestras almas se elevan. Una vida tomada y vuelta a nacer.
Los hechiceros toman el cuenco y beben la sangre. Los ojos del lider se tornan negros. Se estremece, convulsiona. Los magos caen, convulsionan también. El ave vuela en círculos sobre ellos, abre el pico y saca fuego. Sus alas se ensanchan, crecen y se cubren con escamas. Su cabeza aumenta de tamaño, su pico con ella. Sus ojos son blancos, sus garras como las de un león. La cola es viperina y el cuerpo de un ave, cubierto en escamas de dragón.