Abro los ojos, me siento perdida. ¿Dónde estoy? El techo está muy próximo como si fuera a aplastarme, ¿qué pasó? Lo último que recuerdo es la cena con Jorge: estábamos en un restaurante cerca de casa, después… no puedo recordar. La cabeza me duele, intento mantener los ojos abiertos pero los siento aletargados, tengo que
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–Bien, Kouzel. Ahora te contaré una historia. Hullen posó ambas manos sobre la frente de la chica. –Cierra los ojos –le pidió. Kouzel lo hizo y espero…. Siete hechiceros se reúnen alrededor de una hoguera. Es de noche y la luna llena brillaba intensamente. Es roja, la luna de sangre. Las estrellas relucen y parpadean,
Fahur sintió desfallecer. Percibió con claridad la muerte de Anir y soltó un grito desgarrador. A lo lejos, Yazvan lo contemplaba. Lo dejó acercarse al cuerpo. Fahur invocó a sus espíritus. Poco a poco se concentró para resucitarlo, pero una mano fuerte lo asió en el hombro y su energía fluyó dentro de él. Se
–La guerra está en camino, pero esta vez será entre demonios y anakims. Estoy seguro que Salomón esta reclutando demonios para dominar el mundo. Muchos de ellos ya están posicionados en puestos importantes. Estamos perdidos, Ariel, no sólo serán los demonios luchando contra nosotros; también los humanos comandados por demonios. –Por eso mismo Laskia tiene
Desperté adolorida. El recuerdo de Salomón besándome ocupó mis pensamientos, sentí un escalofrío recorrerme la espalda, se me erizó la piel y comenzó a faltarme el aire. Rememoré los gritos de placer de Irina y las fuertes embestidas de Salomón. Fingí no haberlo notado. Los había contemplado con recelo, pero en cuando los miraba más,
Zafariel caminaba nervioso en la terraza de sus aposentos. De vez en vez, observaba el cielo con la intención de encontrar respuestas en las estrellas. –No puedo ver nada, ni siquiera su esencia –se repetía así sí mismo. Sus enormes alas rozaban con el borde del balcón, la luna azul resplandecía como nunca y el
–¿Qué ha pasado? –habló la figura de un hombre que aparentaba alrededor de ochenta años. Se encontraba sentado en una sala con muebles confeccionados en madera; su mirada fija en los copos de nieve tras la pequeña y única ventana de la estancia. Frente a él, se hallaban dos hombres: uno joven de ojos claros